CAÑAMERO, DE NOMBRE DIEGO, CATEDRÁTICO DE LA VIDA.
La Universidad de hoy cada vez está más abierta a las exigencias de los mercados y las empresas hasta el punto que estos agentes externos a la vida académica están poniendo en peligro el carácter público de la misma y condicionando su futuro. Al mismo tiempo, en numerosas ocasiones, la Universidad permanece cerrada y desentendida de la realidad social que le rodea.
Ayer, en Sevilla, un soplo de esa realidad ha paseado por los pasillos de la Facultad de Historia y se ha dejado sentir. Se trataba de la presentación de la última novedad editorial
de Atrapasueños: “Diego Cañamero Valle, el hombre con los pies en la tierra”. Este es un libro-testimonio coordinado por Joaquín Recio que alberga importantes contribuciones
de hasta 11 autores diferentes y que no puede faltar en la biblioteca del militante sindical comprometido.
de Atrapasueños: “Diego Cañamero Valle, el hombre con los pies en la tierra”. Este es un libro-testimonio coordinado por Joaquín Recio que alberga importantes contribuciones
de hasta 11 autores diferentes y que no puede faltar en la biblioteca del militante sindical comprometido.
Como siempre, Diego, nos ha deleitado y sorprendido a todas las personas que asistimos al acto. Flanqueado por dos profesores universitarios -Isidoro Moreno y Pablo Palenzuela; por el cantaor Manuel Gerena y su inseparable compañero y parlamentario, Juan Manuel Sánchez Gordillo; Diego con sus palabras de siempre, sencillas pero llenas de contenido, nos ha transmitido su inquebrantable instinto de clase en las numerosas
anécdotas que han ido desfilando por la sala.
anécdotas que han ido desfilando por la sala.
A destacar, el Diego Cañamero niño, que con sólo ocho años, quería trabajar para parecerse a los mayores y que se llevaba al tajo sus carritos de juguete para en los descuidos del capataz dar rienda suelta a su inocente imaginación. O como tuvo que hacer de “perro” para los señoritos al estilo de “Los Santos Inocentes” y correr tras las presas que ellos derribaban con sus escopetas.
O el Diego adolescente, que tras la muerte de su padre y siendo mayor que siete de sus hermanos se pone a trabajar de día y de noche para contribuir al mantenimiento de su familia.Es precisamente, ese adolescente el que comienza a rebelarse, a adquirir conciencia política y sufrir la represión brutal del franquismo. Nos contó Diego el suceso de Cantillana cuando fue detenido por la Guardia Civil por repartir octavillas y el sargento de puesto le dice al guardia que le custodiaba: “Volveré por la tarde, mientras ve dándole a este” y él ingenuamente creyó que era una broma.
Diego Cañamero tiene la extraordinaria facultad de explicar las cuestiones más complejas de forma sencilla y sus palabras van directas al corazón sin pasar por el filtro cerebral. Esto no es fácil. Sólo aquellas personas que han sufrido tanta injusticia en una edad tan temprana y que se han levantado contra las adversidades de la vida pueden adquirir esa condición.
A Diego no le hizo falta leer libros de sesuda teoría para entender que todo lo que le faltaba a su familia, le sobraba a la del “señorito” y llegar a la sabia conclusión de que en esta vida sólo hay un camino para alcanzar la justicia y la dignidad: la senda de la lucha.
No necesitó libros que explicaran la explotación y la barbarie del capitalismo porque lo “mamó” y sufrió desde chico. Por eso en Diego hay todo un caudal de anécdotas, de vivencias, de conocimientos, de ideas vigentes que siguen armando política y sindicalmente a nuestro movimiento. Por supuesto que, a veces, se equivoca. ¿Y quién no? Hasta los grandes genios del marxismo se equivocaron en ocasiones.
Pero, desde luego, en Diego perviven esos grandes ideales que alimentaron la rebeldía y la sed de justicia de los empobrecidos. Y por eso mismo es un referente para todo el movimiento obrero, porque encarna en su persona aquellos valores de clase que nos permitieron dejar de ser meros animales de carga para convertirnos en sujeto político. Y somos muy afortunados porque tenemos la gran suerte de que este referente, junto a otros, como Juan Manuel, milite en nuestras filas, en nuestro proyecto.
Diego no es “el” hombre con los pies en la tierra, sí es, en cambio, “uno” de los muchos hombres y mujeres que teniendo bien asentadas las botas en el suelo sueñan con la verdadera libertad y con un mundo mejor. Cañamero, de nombre Diego, es un luchador, un catedrático de la vida, pero ante todo una buena persona.
Javier García, miembro del Cté. Nacional del SAT
Para realizar pedidos: (E-mail) atrapasuenos@gmail.com
Ana Rincón, de la sección sindical del SAT de la
Universidad de Sevilla presentando el acto
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Ana Rincón, de la sección sindical del SAT de la
Universidad de Sevilla presentando el acto
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