Al caer la noche, a una cifra en rápido ascenso de 220 mil personas le "gustaba" el sitio web http://isthatcherdeadyet.co.uk/ (¿Thatcher está muerta ya?), que había sido actualizado con un gran "SÍ" en letras mayúsculas...
Gran Bretaña se vio sorprendida por la noticia de la muerte de la
‘Dama de Hierro’, pero no todos lo lamentaron. Al revés, cómo era de
esperar, y como no podía ser de otra manera, millones lo han celebrado,
en Reino Unido y en el mundo entero.
En Brixton, en el sur de Londres -escenario de feroces disturbios en
la década de 1980 y donde se produjeron profundas divisiones sociales y
tensiones raciales- se empezaba a gestar una fiesta rápidamente
organizada.
"La propia Thatcher representa mucho de lo que la gente odia respecto
a lo que pasó en Gran Bretaña en los últimos 20, 30 años", dijo el
diseñador gráfico Ben Windsor, parado junto a un hombre que sostenía un
cartel con una caricatura de Thatcher con las palabras: "regocíjate,
regocíjate".
Un policía observaba la escena mientras varias personas bebían cervezas en lata y botellas de vino coreando: "¡Está muerta!".
El sitio alentaba a los visitantes a celebrar y brindaba un tema musical.
"Margaret Thatcher está muerta. Esta señora no va a regresar", indicaba la web.
La frase es un juego de palabras con la famosa declaración de
Thatcher "Esta mujer no va a cambiar", que pronunció en un discurso en
1980 en una conferencia política para miembros de su propio Partido
Conservador que le estaban pidiendo que modere sus políticas radicales
de extrema derecha.
"¿DÓNDE ES LA FIESTA?"
Una botella de leche fue colocada en el umbral de la puerta de la
casa de Thatcher en Belgravia, una referencia a su política de terminar
con la entrega de leche gratuita a los niños en escuela primaria
mientras lideraba el área educativa en la década de 1970, medida que le
valió el mote de "Thatcher la robaleche".
Una saga de Twitter con la temática #nowthatchersdead (ahora
que Thatcher está muerta) arrastraba un variado hilo de chistes
pesados, celebraciones y recriminaciones, además de a algunos fans
confundidos de la cantante estadounidense Cher que malinterpretaron la
frase.
Algunos sindicalistas tuitearon que se dirigían al pub a celebrar,
mientras otros dijeron que estaban descorchando champaña y preguntaban
"¿Dónde es la fiesta?".
En los últimos días habían aparecido alrededor de Londres folletos que
anunciaban que habría una fiesta en Trafalgar Square, un tradicional
centro de celebración y manifestación de la capital británica, el sábado
siguiente a la muerte de Thatcher.
Un intento por llevar a las listas de éxitos una nueva versión de la
canción "The Witch is Dead" (la bruja ha muerto) de Ella Fitzgerald era
objeto de otra campaña de Facebook el lunes.
Otro anti tributo se enfocaba en el popular musical Billy Elliot, que
tiene como trasfondo una huelga de mineros en la década de 1980. La
canción aludida dice: "Feliz cumpleaños Maggie Thatcher, todos lo
celebramos porque significa que estás un día más cerca de tu muerte".
El musical se presenta actualmente en Londres.
"Quería terminar con los sindicatos, con el movimiento de la clase
obrera; no acabó con nosotros pero esa era su meta", dijo Judith Orr,
editora del diario de izquierda Socialist Worker. "Me alegra perderla de
vista", agregó.
UNA MENOS por Cristinarcs
Menos mal que se ha muerto Margaret Thatcher, si no, con la marcha de Stephen Hessel y José Luis Sampedro, el mes de abril nos hubiera vuelto a dejar desolados. Así, la muerte de un peso pesado del militarismo, defensora a ultranza del neoliberalismo y precursora de la destrucción del Estado del Bienestar, viene a equilibrar un poco nuestra balanza de pérdidas. Aunque yo hubiera preferido que sufriera un poco antes de morir, tanto como unos días de cárcel o de huelga de hambre de Nelson Mandela en Rhode Island; tanto como unos meses de paro y de lucha de los mineros de su país; tanto como las madres que vieron desaparecer sus hijos en el Chile de su amigo Pinochet; tanto como los argentinos embargados tras la guerra imperialista de las Malvinas; tanto como los niños que se quedaron sin recibir educación cuando decidió retirar los fondos de Gran Bretaña a la Unesco. Tanto como los palestinos que tuvieron que sufrir su apoyo inquebrantable a Israel o tanto, en definitiva como las víctimas del dictador de Zimbabwe Robert Mugabe o los del dictador Zia Ul Haq en Pakistán. Seguro que me olvido de millones de víctimas de sus políticas ultraliberales y fascistas y que estarán, hoy, conmigo, festejando su muerte.
Menos mal que se ha muerto Margaret Thatcher, si no, con la marcha de Stephen Hessel y José Luis Sampedro, el mes de abril nos hubiera vuelto a dejar desolados. Así, la muerte de un peso pesado del militarismo, defensora a ultranza del neoliberalismo y precursora de la destrucción del Estado del Bienestar, viene a equilibrar un poco nuestra balanza de pérdidas. Aunque yo hubiera preferido que sufriera un poco antes de morir, tanto como unos días de cárcel o de huelga de hambre de Nelson Mandela en Rhode Island; tanto como unos meses de paro y de lucha de los mineros de su país; tanto como las madres que vieron desaparecer sus hijos en el Chile de su amigo Pinochet; tanto como los argentinos embargados tras la guerra imperialista de las Malvinas; tanto como los niños que se quedaron sin recibir educación cuando decidió retirar los fondos de Gran Bretaña a la Unesco. Tanto como los palestinos que tuvieron que sufrir su apoyo inquebrantable a Israel o tanto, en definitiva como las víctimas del dictador de Zimbabwe Robert Mugabe o los del dictador Zia Ul Haq en Pakistán. Seguro que me olvido de millones de víctimas de sus políticas ultraliberales y fascistas y que estarán, hoy, conmigo, festejando su muerte.
Su
tremenda obsesión con el socialismo y la URSS le dió carta blanca para
que utilizara todos los medios posibles contra "sus enemigos", incluida
la alianza y la venta de armas a regímenes que practicaban el terror en
su propia población, como algunos de los citados. Por estas razones y
por su inmisericorde falta de piedad y compasión, quiso en el 83
reinstalar la pena de muerte en su país, calificó a Mandela y a la ANC
como terroristas y no se le indigestó el cordero que compartió con Zia
Ul Haq en Pakistán, el dictador asesino que llegó al poder tras un golpe
de estado.
Pero
mi recuerdo, parezca lo que parezca, no va con ella, va con las mujeres
que crearon y mantuvieron el campamento de Greenham Common casi 20 años
a pesar de todos los ataques que recibieron desde el poder y sus
acólitos. Estas mujeres, que declararon el campamento exclusivamente
femenino, le dieron, además una lección de compromiso, pacifismo y
feminismo, algo de lo que Thatcher nunca quiso saber nada, manteniendo
una posición férrea contra los misiles de cabeza nuclear que quería
instalar Estados Unidos en su lucha espacial contra el comunismo en una
escenificación que lideró muchos movimientos pacifistas y feministas de
la época de que la fuerza de la mujer en la lucha por un mundo mejor es
un hecho irrenunciable y de un valor inconmesurable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario