La
juventud andaluza, hoy, nos atrevemos a corregir al padre de la patria: nadie
nos va a devolver nada, tendremos que lucharlo y conquistarlo nosotras. Estamos
inmersas en un proceso de acaparamiento de tierras a nivel mundial que se deja
sentir con fuerza en Nuestra Andalucía: la Junta vende y privatiza tierras como
querían hacer con Somonte y como recogen los presupuestos de 2015 firmados por
PSOE e IU; los bancos se quedan con grandes fincas con las que especulan, como
el caso de La Rueda; el estado español y sus instituciones tienen en sus manos
tierras que no se trabajan, como Las Turquillas o La Almoraima, etc. Para más
inri, el hecho de ser joven en el medio rural tiene opresiones concretas, como
el caso del requisito de las peonadas, que para las menores de 25 años se
eleva, dificultándonos aun más acceder a esa miseria a la que nos condena el
régimen desde hace más de 40 años: el subsidio agrario.
Mientras
tanto, la juventud andaluza, en nuestros pueblos y ciudades, sufrimos un paro
masivo que nos coloca en una situación crítica que solo nos deja tres opciones:
la sumisión, la emigración o la lucha. Muchas jóvenes de los pueblos, que
optamos por trabajar cuando la burbuja estaba en auge, hoy nos vemos paradas,
muchas con cargas familiares a las que solo podemos hacer frente en comedores
sociales. Otras, decidimos estudiar, y toda nuestra formación, pagada por
nuestras familias o por las becas públicas, hoy se ve desaprovechada en
trabajos que no se corresponden con nuestra capacidad, o emigrando.
Entre las
soluciones que la juventud andaluza tenemos que construir, la tierra tiene que
jugar un papel fundamental. Sin repartir las anchas tierras de Andalucía, sus
montes, valles y campiñas, jamás tendremos soberanía ni justicia de ningún
tipo. En nuestros pueblos, que dependen de la tierra, si ésta no está
repartida, si la riqueza no se queda aquí el resto de sectores también mueren.
Los pueblos se vacían y mueren. Un pueblo vacío no necesita, hospitales, ni
escuelas, ni comercios.
Si la
juventud queremos tener futuro, necesitamos luchar hoy, más que por una Reforma
Agraria, por una Revolución Agraria. Necesitamos, no solo repartir las tierras,
necesitamos que esto vaya asociado a solidaridad de clase y
cooperativismo y no a crear pequeños terratenientes. Queremos el uso de la
tierra, no su propiedad. Queremos igualdad de género, para acceder y formar
cooperativas, para que las condiciones laborales y salariales entre hombres y
mujeres sean iguales. Queremos una agricultura ecológica, que respete el
territorio y la salud, que sirva para alimentar y no para especular ni
lucrarse, sin transgénicos ni multinacionales. Queremos formación pública para
aprender a trabajar la tierra. El capitalismo quiere una juventud que solo sepa
recolectar los frutos de la tierra. Nosotras queremos saber sembrarla, cuidarla
y recoger sus frutos.
Frenar la
digna lucha por la tierra, solo les ha sido posible mediante anestesia en forma
de subsidios y PER. Sus limosnas solo crean miseria, desigualdad y
clientelismo, manteniendo un régimen de caciques que hay que eliminar de
nuestros pueblos. Hay que erradicar el requisito de las peonadas, especialmente
para quienes tengamos cargas familiares. Pero sobre todo hay que luchar por
tener la tierra y no depender de los caciques y la patronal agraria.
¡Frente
a su derecho, que nace de la conquista, el expolio y la
explotación, nuestro derecho, que nace de la solidaridad, la dignidad y la
lucha!
¡NO
A SUS LIMOSNAS! ¡NO A LAS PEONADAS!
¡LA
TIERRA PA QUIEN LA TRABAJA!
¡VIVA
LA JUVENTUD JORNALERA ANDALUZA!
¡VIVA
ANDALUCÍA LIBRE!
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