El próximo domingo día 15 está prevista la celebración de manifestaciones en Granada, Málaga, Sevilla y Huelva siguiendo la línea iniciada el año pasado ante los problemas que afectan al Servicio Andaluz de Salud, que ya durante el pasado año se materializaron en una contestación social creciente y en la consolidación de diversas plataformas –algunas creadas hace varios años y otras recientes-.
El denominador común de todas ellas es la falta de recursos públicos adecuados para la atención sanitaria equitativa de la población andaluza, así como el agravamiento de las condiciones laborales de los y las trabajadoras del SAS. En lo concreto, cada provincia o Área sanitaria tiene sus especificidades, pero hay elementos comunes claramente identificables. Hay deficiencias importantes en la atención primaria, tanto en lo relativo a instalaciones como a la cartera de servicios disponible en los centros de salud, varios equipamientos pendientes de inicio y mil veces prometidos, de finalización o de apertura en zonas saturadas a consecuencia de estas carencias, hay una insuficiente cobertura de los servicios de urgencia y de los traslados de las emergencias a los hospitales de referencia, las listas de espera se han descontrolado tanto para la derivación a especialistas, la realización de pruebas diagnósticas o las intervenciones quirúrgicas, la cartera de servicios es incompleta e inadecuada para la asistencia a la población…, en definitiva, el SAS atraviesa una situación delicada que afecta de manera directa a la calidad de la prestación de este servicio básico y que requiere de un cambio sustancial de las prioridades, objetivos, y planificación de la política pública sanitaria en Andalucía.
Ante este panorama, la Junta ha respondido con autoritarismo y arrogancia. En algunos casos adoptando decisiones unilateralmente, sin consenso ni participación. Una parte importante de éstas han acabado en los juzgados, única vía que los afectados por las mismas han encontrado para dar satisfacción a sus legítimas demandas ante la actitud escasamente receptiva de los responsables del SAS.
En general, el ejecutivo autonómico se niega a aceptar el calado de los problemas y su objetividad, negando la existencia misma de tales problemas y tratando de desacreditar el rechazo social que viene cosechando una gestión pública sanitaria indefendible en los momentos actuales.
Esa actitud ha elevado la indignación ciudadana, ayudando a consolidar multitud de acciones de protesta en todas las provincias, así como a extender las movilizaciones por toda Andalucía. Tanto desde el ámbito laboral como desde el asistencial, la sociedad está cargada de razones para salir a la calle demandando respuestas concretas en materia de salud. Esta es la razón fundamental por la que desde Izquierda Unida respaldamos y participamos en las movilizaciones previstas, tal y como hemos venido haciendo en las precedentes. Izquierda Unida ha estado, sigue estando y respalda las reivindicaciones de las plataformas de la sierra sur de Sevilla, de la serranía de Ronda, de defensa del Neveral de Jaén… o apoyando a todos los colectivos sociales y protestas sindicales que han venido planteando sus demandas concretas, tanto en el ámbito sanitario como de los servicios funcionales: limpieza hospitalaria, mantenimiento, cocina etc..., también son numerosas nuestras iniciativas institucionales: enmiendas presupuestarias, mociones en los Ayuntamientos, proposiciones no de ley en solitario o con otros grupos, peticiones de comparecencias, preguntas a la Presidenta en la sesión de control…
Por tanto, damos continuidad a nuestro compromiso de estar, participar e implicarnos como parte activa en los conflictos. Nuestra presencia en las movilizaciones del día 15 es una muestra más de nuestro respaldo a quienes se organizan para reclamar soluciones y de la dualidad de nuestra utilidad pública, que debe vehiculizarse siempre en la movilización social y en el trabajo institucional.
No obstante, desde IU no eludimos el análisis sereno de las causas que han llevado al sistema andaluz de salud a atravesar tan agudas dificultades. Es imprescindible hacerlo en una coyuntura en la que la derecha trata de capitalizar la indignación social erigiéndose en alternativa al PSOE. Sin embargo, PP y PSOE están al mismo lado de la mesa cuando se trata de hablar de servicios públicos en general y de sanidad en particular.
Es de un cinismo supino que el PP se presente como el supuesto proveedor de las soluciones para el sistema sanitario público, que padece con agudeza unos problemas cuya responsabilidad recae de manera inequívoca en este partido, que decidió aplicar una salvaje agenda neoliberal de salida de la crisis, retirando fondos imprescindibles para sufragar el sostenimiento adecuado de todos los servicios esenciales, y limitando la posibilidad de los gobiernos autonómicos de decidir sus políticas de empleo público mediante la implantación de la tasa de reposición. Al PP le debieran quemar en las manos las pancartas, después de haber arrasado este país, aplicado la política del escarmiento a las personas más vulnerables, y haber abierto de par en par las puertas a la sanidad privada, a la mercantilización de la salud y laminar los principios y pilares fundamentales de una sanidad que cada vez es menos universal, menos pública, de menor calidad y menos gratuita por su culpa.
Si de cínica se puede tachar la actitud del PP, la del PSOE sólo puede oscilar entre la desorientación, la candidez o la mala fe. La desorientación porque su respuesta a las demandas sociales y sindicales ha sido el victimismo infundado o el ataque indiscriminado. La utilización torticera por parte del PP de la indignación ciudadana le desacredita,pero no resta un ápice de veracidad a los problemas que están sacando a la gente a la calle.
La candidez porque cabe preguntarse si el PSOE pensaba que la reforma del artículo 135 de la Constitución pactada con los populares iba a ser inocua para unos servicios públicos que desde ese mismo instante quedaban relegados en su financiación en beneficio de la deuda bancaria. Cabe preguntarse si creían que hay decisiones sin consecuencias, si se podía garantizar la calidad de una sanidad pública con miles de millones de euros menos, con miles de trabajadores y trabajadoras menos, si llegaron a albergar, en algún momento, la disparatada idea de que el sistema contaba con estructuras ociosas que impactaran estos recortes sin que la asistencia sanitaria andaluza se resintiera.
La mala fe toma cuerpo. A estas alturas es difícil dudar de la sintonía en materia de política económica que comparten socialistas y populares. A pesar del fracaso social y económico de los recortes y la austeridad, el PSOE mantiene el rumbo fijo y respalda en Bruselas y en Madrid a la derecha, así como se apoya en Ciudadanos para gobernar en Andalucía. Al PP le reprocha formalmente la escasa financiación pública disponible. A Ciudadanos le concede regalos presupuestarios que privan a las arcas autonómicas de ingresos imprescindibles para paliar esos déficits objetivos de financiación. El PP hace el trabajo sucio, defendiendo los conciertos sanitarios y reclamando en Andalucía lo que destroza en las comunidades en que gobierna. El PSOE sobreactúa hilando un discurso de complementariedad residual de la red privada sanitaria y clamando por las excelencias de un SAS aquejado de males agudos. El PP se ceba en el PSOE denunciado los problemas de gestión para esconder su verdadero objetivo: tumbar el modelo sanitario público. El PSOE niega los problemas de gestión y con su actitud precipita el declive del modelo público.
En resumen:
-IU sigue apoyando las movilizaciones en defensa de la sanidad pública, como viene haciendo siempre que las demandas obedecen a la necesidad de fortalecer el modelo de calidad, universalidad, equidad, gratuidad y titularidad pública, sea desde la vertiente de la asistencia sanitaria o desde la defensa de las condiciones de laborales de sus trabajadores y trabajadoras.
-IU impugna el marco económico que ha deteriorado la sanidad andaluza: PP y PSOE son responsables de esta situación, ya que sin recursos adecuados no puede garantizarse la calidad de la prestación de ningún servicio público. Al PSOE le corresponde responder por las graves fallas en la gestión autonómica de la política sanitaria, y al PP por aplicar unos recortes brutales desde Madrid que han sido aplicados con especial celo en Andalucía.
-IU considera que estas movilizaciones y las que sigan produciéndose deben tener dos objetivos claros. En lo inmediato una reconsideración del gobierno andaluz sobre su proceder en esta materia, una profunda revisión de la gestión del SAS y el inicio de una política de diálogo sostenido en el tiempo que reconduzca la aplicación de las políticas y el esfuerzo inversor a los elementos mayoritariamente demandados en las provincias, tanto por las personas usuarias como por las trabajadoras.
-IU en el medio plazo, y dado que PSOE y PP son dos caras del mismo sistema económico, pretende contribuir a la construcción de una verdadera alternativa económica y legislativa elaborada con la participación de los sindicatos de clase y los colectivos sociales que compartan nuestra preocupación por el servicio público y la necesidad de su reforzamiento. Sólo un gobierno que reconozca los problemas y esté dispuesto a afrontarlos desde el origen de los mismos, estará en disposición de solucionarlos.
-IU no comparte la descarada utilización tramposa que el PP y otros sectores sociales hacen de estas movilizaciones, dado que están claramente interesados en desmantelar el modelo público sanitario andaluz. Les combatiremos políticamente, en la calle y en las instituciones, desenmascarando sus verdaderos e inconfesables intereses.
¡¡ EN DEFENSA DE LA SANIDAD PÚBLICA, GRATUITA, DE CALIDAD Y UNIVERSAL !!
#YOVOY15E
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