Desde los inicios del movimiento feminista, las mujeres estamos luchando por una sociedad mejor que iguale en derechos y oportunidades a todas las personas. Las mujeres hemos sido y seguimos siendo las impulsoras y promotoras de grandes cambios que han contribuido decididamente al enriquecimiento de la democracia, de tal manera que hemos demostrado positivamente que sin nosotras, ésta no existe.
Democracia significa que hombres y mujeres disponemos de las mismas oportunidades y derechos. Por ello nosotras reivindicamos nuestra incorporación activa y plena a todos aquellos ámbitos a los que aspiremos, y que nunca, por el hecho de ser mujeres, nos estén vetados, porque consideramos que la paridad es consustancial con la democracia.
Democracia significa que mujeres y hombres compartimos sin trabas ni vetos todo el tiempo y todos los espacios. Por eso no dejamos de insistir en que ambos deben distribuirse equitativamente, de tal manera que las responsabilidades sean compartidas.
Democracia significa pleno empleo, de calidad, bien retribuido, sin discriminaciones de ningún tipo. Por eso las mujeres feministas rechazamos la Reforma Laboral que comenzó el PSOE y que el PP ha concretado con unas condiciones casi de esclavitud y que perjudican gravemente a las mujeres.
Democracia significa que cada persona es dueña de su cuerpo, de sus decisiones y de sus posiciones ante la vida. Por ello nosotras luchamos para que no nos obliguen a reproducir actitudes o comportamientos prefijados, sino que podamos ser autónomas y libres para disponer de nuestra existencia.
Por eso defenderemos decididamente que no se modifique de manera restrictiva el aborto, ni ningún derecho sexual y que no estamos dispuestas a que la iglesia católica siga interfiriendo en la vida de las mujeres.
Democracia significa que las diferencias, diversidades y opciones no marcan ningún tipo de exclusión o discriminación. De ahí que las mujeres no cejemos en nuestro empeño en que se acaben de una vez por todas, todos los comportamientos sexistas y patriarcales. Por eso desde IU defendemos una sociedad que no consienta, ni permita, ni avale que las mujeres sigan siendo discriminadas ni explotadas en ninguna de sus formas.
Democracia significa que el respeto y la libertad son valores irrenunciables. Por ello para nosotras la autonomía personal y económica, la capacidad de movimiento, de elección y el empleo, son derechos que conforman el concepto de igualdad de género.
Democracia significa que el Estado atiende a través de los servicios públicos, todas las necesidades de la ciudadanía. Por eso nos oponemos a las leyes como la de la dependencia que nos relega a los cuidados, por eso nos revelamos ante todo tipo de involuciones sociales que conlleven que a las mujeres se nos arrebaten los derechos conquistados.
Democracia significa erradicar de las estructuras sociales todos los condicionantes, costumbres o formas culturales que discriminen o excluyan. Por eso las mujeres feministas luchamos por una sociedad en la que hombres y mujeres sean iguales y donde la justicia y la equidad sean los cimientos fundamentales en los que se base la política.
ESTE 8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA ES MAS NECESARIO QUE NUNCA SALIR A LA CALLE, PUES EL PARO Y LA REFORMA LABORAL AHONDAN AÚN MAS LA BRECHA SALARIAL ENTRE HOMBRES Y MUJERES.
Tras más de dos siglos de luchas feministas, y en un momento en el que
se ha extendido el discurso que insiste en que el feminismo es algo
obsoleto, queremos salir a la calle este 8 de marzo para reivindicar el
valor y actualidad de las propuestas feministas.
Una mirada hacia atrás, que siga la historia de este movimiento, nos
permite constatar los logros conquistados, pero también el retroceso que
está suponiendo en materia de derechos sociales y políticos el avance
del neoliberalismo y la subida al poder de los gobiernos conservadores.
Desde hace años, los movimientos de mujeres de los países del Sur
vienen denunciando las terribles consecuencias que las Políticas de
Ajuste Estructural, impuestas desde el BM, el FMI y las diferentes
instancias gubernamentales, tienen para sus vidas. Los periodos de
crisis no sólo tienen efectos desiguales en hombres y mujeres, sino que
además vienen acompañados de reformas estructurales que, bajo la excusa
de la crisis, suponen una clara pérdida de derechos para importantes
sectores de la población, y especialmente para los colectivos más
vulnerables, como las mujeres.
Ahora, en el Día Internacional de la Mujer, queremos denunciar desde
Andalucía las gravísimas consecuencias que estas políticas y el
desmantelamiento de nuestro -de por sí raquítico- Estado de Bienestar
está teniendo sobre las mujeres. Las medidas y reformas realizadas tanto
por el anterior Gobierno del PSOE como por el actual Gobierno del PP
han supuesto una pérdida de los derechos conquistados hace años por las
mujeres y la clase trabajadora. La reforma laboral, el endurecimiento de
las leyes de extranjería, el pensionazo, las privatizaciones
encubiertas, los recortes en gastos sociales realizados por el PSOE no
hicieron sino empeorar la desigualdad histórica de las mujeres. Las
reformas posteriores del PP han venido a agravar aún más está situación.
Las actuales políticas de ajuste y las reformas que nos están
imponiendo desde el FMI, el BM y la Unión Europea, y que son asumidas
por nuestros gobiernos, se ponen al servicio del mercado y de los
bancos, pero se hacen a costa de las mujeres, y otros grupos sociales.
El 35,02% de las mujeres mayores de 25 años está en paro en
Andalucía, cifra que se eleva hasta el 62,41% a las jóvenes menores de
25 años, según la EPA de Diembre de 2012. Es decir, cuatro de cada diez
mujeres andaluzas en edad de trabajar están desempleadas. Además,
aumenta, la concentración de las mujeres en los empleos más precarios,
temporales y peor remunerados.
Esta realidad se agrava en el medio rural, donde se ha acentuado la
situación estructural de desempleo femenino, la falta de alternativas
laborales para las mujeres jóvenes, la precariedad de las jornaleras
del campo, la escasez de recursos de las mujeres agricultoras. En un
contexto en el que las mujeres soportan buena parte del peso de la
globalización agroalimentaria, se acentúa la brecha que las sitúa en el
eslabón más débil de este sistema que ha hecho del campo, de la tierra y
de la alimentación un negocio.
A la falta de reparto del trabajo doméstico entre hombres y mujeres y
a la ineficacia de las políticas de conciliación de la vida laboral y
familiar, debemos sumar la sobrecarga de trabajo que para las mujeres
está suponiendo la recensión actual de las economías familiares. La
especulación sin límites en el sector inmobiliario y el incremento de
los desahucios en este último año están llevando a muchas mujeres a
condiciones extremas de desamparo y pobreza, siendo ellas quienes siguen
asumiendo buena parte del mantenimiento de las familias.
La congelación de las ayudas de la Ley de Dependencia no sólo está
llevando a una situación de abandono y vulnerabilidad a importantes
sectores de la población, sino que además hace que vuelva a recaer sobre
las mujeres la responsabilidad y el trabajo de todas las tareas de
atención y cuidados, tan fundamentales para la vida.
Los recortes que estamos sufriendo en educación y sanidad constituyen
un atentado contra una de las reivindicaciones históricas del
movimiento feminista: el derecho a una educación y a una sanidad
pública, gratuita y de calidad, como una vía básica para lograr la
liberación y autonomía de las mujeres. Especialmente grave e indignante
es la reciente reforma que niega a las personas inmigrantes en situación
irregular el acceso al sistema sanitario público, lo que supone la
desprotección social de muchas mujeres inmigrantes y de sus hijas/os.
Asimismo, nos preocupa las consecuencias que otras reformas
conservadoras puedan tener para las mujeres, como la Ley de Tasas, que
niega el acceso gratuito al sistema jurídico. Como han denunciado las
organizaciones feministas, la implantación de esta ley afectará a las
denuncias de casos de violencia de género y se convertirá en un
obstáculo en los procesos de divorcio, haciendo que muchas mujeres
vuelvan a soportar situaciones familiares insostenibles e injustas.
Junto a ello, denunciamos los intentos del Gobierno por implantar una
de las leyes del aborto más conservadoras; una ley que negará el
derecho de la mujer a decidir sobre la interrupción voluntaria del
embarazo legal, seguro y gratuito, en un contexto en el que en la
mayoría de los países europeos se han logrado importantes avances en
este terreno.
Porque es importante salir a la calle a gritar nuestras
reivindicaciones más elementales. Porque hay que fortalecer la
organización de las mujeres para frenar el desmantelamiento de los
derechos conquistados tras más de dos siglos de luchas feministas.
Porque no entendemos la lucha feminista sin la lucha contra el
capitalismo, como no entendemos la lucha contra el capitalismo sin la
lucha contra la opresión de la mujer. Porque hoy, más que nunca, tenemos
que unirnos para construir otro mundo que no sólo es posible, sino cada
vez más necesario. Por todo ello EXIGIMOS:
- La derogación de la Reforma Laboral y la implementación de
políticas de empleo que garanticen los derechos de las mujeres
trabajadoras. ¡Basta ya de precariedad, eventualidad y flexibilidad
laboral!
- El reparto del trabajo doméstico, la reducción de la jornada laboral y políticas efectivas de conciliación de la vida laboral y familiar. ¡Por unas políticas al servicio de la vida y no del mercado!
- El incremento de los gastos sociales y la colectivización de los cuidados. ¡No a la congelación de la Ley de Dependencia!
- El cese de las privatizaciones y la defensa de los servicios públicos. ¡Por una educación y una sanidad públicas, gratuitas y de calidad! ¡No a la Ley de Tasas!
- La paralización total de los desahucios. ¡Por una vivienda digna para todas las mujeres!
- La derogación de la Ley de Extranjería y de todas las medidas que niegan los derechos de las mujeres inmigrantes. ¡Ninguna mujer es ilegal!
- Plan especial de protección de la mujer rural que implique la no desaparición del REASS, la restitución de los derechos vulnerados por el decretazo y la reforma agraria.
- La paralización de la nueva ley del aborto. ¡Por el derecho de las mujeres a decidir! ¡Derecho al aborto legal, seguro y gratuito!
- El reparto del trabajo doméstico, la reducción de la jornada laboral y políticas efectivas de conciliación de la vida laboral y familiar. ¡Por unas políticas al servicio de la vida y no del mercado!
- El incremento de los gastos sociales y la colectivización de los cuidados. ¡No a la congelación de la Ley de Dependencia!
- El cese de las privatizaciones y la defensa de los servicios públicos. ¡Por una educación y una sanidad públicas, gratuitas y de calidad! ¡No a la Ley de Tasas!
- La paralización total de los desahucios. ¡Por una vivienda digna para todas las mujeres!
- La derogación de la Ley de Extranjería y de todas las medidas que niegan los derechos de las mujeres inmigrantes. ¡Ninguna mujer es ilegal!
- Plan especial de protección de la mujer rural que implique la no desaparición del REASS, la restitución de los derechos vulnerados por el decretazo y la reforma agraria.
- La paralización de la nueva ley del aborto. ¡Por el derecho de las mujeres a decidir! ¡Derecho al aborto legal, seguro y gratuito!
¡La crisis que la paguen ELLOS!
Contra el neoliberalismo patriarcal: ¡defiende tus derechos!
¡TODOS los derechos para TODAS las mujeres!
Contra el neoliberalismo patriarcal: ¡defiende tus derechos!
¡TODOS los derechos para TODAS las mujeres!
DECLARACIÓN EUROPA LAICA: 8 de marzo 2013
Europa Laica denuncia los retrocesos que se están produciendo en los derechos conquistados por las mujeres españolas y europeas, en general. Ello exige una fuerte lucha para mantener los derechos ya conquistados y por los que, todavía, faltan por conquistar.
Denunciamos, además, a los gobiernos del mundo que anulan la libertad de conciencia y los derechos cívicos a millones de mujeres y, también, a los Estados democráticos y a los organismos internacionales que son cómplices de ello.
La igualdad de derechos entre mujeres y hombres, está aún lejos de ser una realidad cultural, social e institucional, como consecuencia de un ambiente patriarcal que se fomenta desde la mayoría de las familias, en los centros escolares, en los medios de comunicación, en los centros de trabajo, en la política y en la sociedad en general. Así que mientras esa cultura persista por muchos avances formales que haya, la desigualdad va a ser un hecho ya sea de forma expresa u oculta. Potenciado, además, por fuertes presiones dogmáticas e integristas de tipo religioso.
No hay que desdeñar que las diferencias de género, en donde las mujeres ocupan un papel secundario o de sumisión al varón, se gestan, básica e históricamente, desde lo libros sagrados de casi todas las religiones y a través de las múltiples normas eclesiásticas que han ido apareciendo a lo largo de la historia, desde los muy diversos grupos religiosos. Diferencias que tratan de extenderlas, a veces de forma muy beligerante, al conjunto de la ciudadanía a través de leyes civiles con la complicidad de los gobiernos. Como ocurre en España, con un cierto sesgo de nacionalcatolicismo ancestral.
La celebración del 8 marzo de 2013 va a ser diferente: Cuando se percibían ciertos avances en derechos y libertades, la realidad socio-política, provocada por intereses codiciosos, ha cambiado de manera sustancial en estos últimos años. Estamos inmersos en una pérdida de derechos civiles y sociales, como consecuencia de una nefasta gestión política, afectando a los sectores más desfavorecidos y, esencialmente, a los jóvenes y a las mujeres, ante lo cual, sólo cabe la rebelión ciudadana.
La precarización, la pobreza, los contratos basura, ahora denominados mini-jobs (mini trabajos o trabajos precarios), tienen rostro de mujer y, en este escenario, es muy probable que una profundización de las políticas que igualen a hombres con mujeres en la vida laboral, se alejará por mucho tiempo.
Además de todo ello las mujeres jóvenes ven entorpecido su derecho a una salud sexual y reproductiva, en libertad: Las mujeres no necesitan la tutela de nadie, son ciudadanas libres con plena capacidad de obrar y decidir.
Europa Laica defiende y lucha por el universal y noble principio de la libre autonomía de la conciencia de las personas, hombres y mujeres en igualdad, para que este derecho de ciudadanía sea efectivo, real y permanente en la sociedad española y en todo el Planeta.
Europa Laica propone y exige no dar ni un paso atrás en los derechos conquistados y luchar, con fuerza, por los que faltan por conquistar.
CONTRA EL RETROCESO QUE SUPONE LA LEY WERT (LOMCE) QUE SÓLO SATISFACE LOS INTERESES DE LA PATRONAL DE LA ESCUELA PRIVADA Y A LA IGLESIA
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