30 de enero. Jaén
En defensa del olivar tradicional
Precios justos para unos jornales
dignos
El sector del olivar jiennense vuelve a salir a la calle el 30 de enero ante un futuro que se ve incierto. Después de un año con una cosecha inferior a lo que vaticinaba el Aforo del olivar de la Consejería de Agricultura, con unos precios en caída libre, aun habiendo permitido el almacenamiento privado, muchos hablan ya de “quiebra técnica del sector”. No obstante, hay más cosas de las que los principales convocantes de las protestas del día 30 y los grandes medios de comunicación no han hablado.
Y es que este año las condiciones laborales se han visto seriamente dañadas. Los platos rotos de los bajos precios los han pagado quienes no tienen culpa, los trabajadores y trabajadoras. Esta lógica que ya era habitual, este año ha sufrido una nueva vuelta de tuerca con el ascenso de la extrema derecha y su discurso: al trabajador que protesta palo y látigo. Así hemos tenido que asistir a agresiones a quienes reclamaban que se le pagaran todas las horas (como pasó con el trabajador a quien le rompieron un brazo en Baeza), o a quien reclamaba trabajar con medidas de seguridad adecuadas (como pasó con el trabajador apuñalado en Orcera). O el caso extremo del trabajador que murió en el tajo y su cadáver fue abandonado por su jefe (apoderado de ese emergente partido de extrema derecha, VOX) en el ambulatorio de Pozo Alcón.
El olivar necesita precios justos para el aceite, el olivar necesita medidas que permitan su supervivencia, pero esto no se puede hacer a costa de perder puestos de trabajo ni de perder derechos laborales. Eso significa:
- Garantizar unos precios dignos para quien produce y quien consume. Logicamente no se puede producir por debajo de los costes de producción, es inviable, pero tampoco puede llegar a costar el aceite 6 o 7 euros el litro como pasó hace 4 o 5 años. Cuando el precio es bajo la patronal si recorta, pero cuando es alto no reparte entre los trabajadores. Es por tanto necesario fijar por parte de las instituciones un suelo y un techo para los precios. El Estado a intervenido a favor de sectores como la automoción, ha intervenido en la banca, ¿Por qué no en el olivar?.
- Poner freno al modelo ultraintensivo. Ni un solo incentivo ni ayuda al desarrollo de este modelo que supondría un olivar sin agricultores ni jornaleros. No se puede salvar un sector sacrificando a la gente. No queremos salvar al aceite de oliva si no a las cientos de miles de personas que viven de él. El olivar ultraintesivo es insostenible a nivel medioambiental y social y que llegue a ser mayoritario algún día supondría el vaciamiento y la muerte de nuestros pueblos.
- Hacen falta más herramientas para la defensa de los derechos laborales. Un incremento de inspectores de trabajo con medios suficientes para peinar los tajos de aceituna de punta a punta, no poniendo la lupa en el olivar familiar que subsiste a duras penas, sino en las grandes fincas y en las empresas de servicios agrarios que copan cada vez un volumen mayor del empleo que genera la aceituna. De igual manera hacen falta mecanismos eficaces de representación sindical para los eventuales del campo, que ahora mismo no tienen capacidad ninguna de representación, solo tienen los fijos, que son algo más del 1% de quienes trabajan en el campo.
Por todo ello, desde el SAT participaremos en el corte de Carretera de la A-44 en Campillo de Arenas el próximo día 30. No por los precios, por la gente que vive del olivar. Por los derechos de los agricultores a vivir dignamente del campo y por los derechos laborales de las jornaleras y jornaleros, por que sin nuestras manos y nuestro sudor, no llegaría ni una aceituna al molino ni una gota de aceite a nuestras casas.
