.

.

jueves, 12 de noviembre de 2009

DESPUES DE LA CAIDA DEL MURO: ¿ Y TÚ DONDE ESTABAS?




Por su importancia, a pesar de su sencillez, os transcribimos aquí una conversación de ese gran escritor que es Luis García Montero, con su hija, a raíz de los 20 años del derribo del Muro de Berlín.



- ¿Y tú dónde estabas?

Mi hija Elisa y yo vemos en el televisor un reportaje sobre la caída del Muro de Berlín. Algunos personajes recuerdan lo que estaban haciendo el día en el que se borró la cicatriz que cruzaba el mapa de Alemania. Suele ser una costumbre periodística en la evocación de acontecimientos significativos, como el asesinato de Kennedy, o la legalización del Partido Comunista de España, o en el golpe de Tejero.



- Yo estaba con Rafael Alberti, preparando una exposición y un congreso que se celebró en Cádiz con motivo de su 87 cumpleaños.



- ¿Alberti era comunista?

- Sí, y yo también. En España, el Partido Comunista representaba la oposición al franquismo, la lucha por la democracia en los años más difíciles de la dictadura. Además, las siglas del PCE eran un sentimiento heroico, imprescindible para entender la resistencia del pueblo español contra el fascismo durante la guerra civil. Muchos estudiantes, cantantes, actores, profesionales, sindicalistas, obreros, se movían políticamente en el ámbito del PC.



- ¿Y qué sentiste cuando cayó el Muro?

- Alegría, verdadera alegría. Yo había viajado por los países del Este, acompañando a Alberti, en los primeros años 80. Me costó poco trabajo comprender que aquellos regímenes políticos eran dictaduras insoportables, que no tenían nada que ver con el sentido de mi militancia política. Si algo queda claro después de la experiencia soviética es que no existen soluciones a los problemas del mundo al margen de la libertad. Las dictaduras lo corrompen todo, lo ensucian todo, acaban humillando a los ideales y a los ciudadanos. En una visita a una fábrica, nos presentaron al mejor obrero del mes, y yo sentí vergüenza de ese tipo de premios que tratan a las personas como ratas de laboratorio sometidas a una competencia.



- Pues las encuestas del reportaje dicen que mucha gente está descontenta. Piensan que antes vivían mejor.

- Pero estoy convencido de que no es por nostalgia del pasado, sino por la situación difícil del presente. Que se hundieran los regímenes comunistas no significa que el capitalismo sea un sistema justo. De hecho ahora hay más hambre en el mundo que hace 20 años, las desigualdades han aumentado, la vida es una competencia salvaje. Los ejecutivos reciben primas de los bancos por aumentar su beneficios sin control, y la legión de pobres es mayor y sufre cada vez más. Si uno se atreve a mirar hacia la realidad, dan miedo las injusticias humanas a las que nos hemos acostumbrado. En eso nos parecemos a los ciudadanos que se acostumbraron a callar y a vivir bajo las dictaduras.



- ¿El fracaso del comunismo no justifica el capitalismo?

- No, de ninguna manera, aunque haya quien quiera hacer esa interpretación. El fracaso del comunismo es el fracaso del comunismo, el fracaso de un sistema que quiso acabar con las desigualdades sociales del capitalismo, y no lo consiguió, y provocó luchas feroces de poder, y dictaduras muy crueles. Pero las desigualdades, también muy crueles, siguen ahí. De manera que el fracaso del comunismo, más que justificar al capitalismo, justifica que se sigan buscando alternativas y modos de militancia contra el capitalismo. Pero sin repetir errores, sin justificar la pérdida de libertad.



- ¿Sin poner en peligro la democracia?

- Así es. Las gentes de las encuesta se desencantan porque pensaron que la democracia y el mercado lo iban a solucionar todo. Es decir, se desencantan, porque estaban encantados. La democracia no es una solución de todos los problemas. Yo la entiendo como una posibilidad de trabajo, de lucha contra las injusticias del capitalismo. Creo que la mentalidad neoconservadora y el neoliberalismo son también una agresión a la democracia, le roban el espacio político a los ciudadanos.



- ¡Qué complicación!

- Vivir es complicado, no creas nunca en las soluciones perfectas, porque suelen llenarse de crueldad. Y, sobre todo, no dejes nunca que una consigna, sea del tipo que sea, valga más que tu conciencia.

No hay comentarios:

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More