El
éxito de la jornada de lucha-huelga general del 14 de Noviembre debe
servir para continuar avanzando en el proceso de lucha antineoliberal y
de convergencia.
La Huelga General del 14N ha tenido factores que
la convierten en algo diferente, un antes y un después. En primer lugar,
el ser una huelga europea o al menos del sur de Europa, pero con actos
de apoyo en Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña etc., es decir un
acto internacionalista visto además con mucha simpatía en América
Latina.
En segundo lugar, la convocante es la Cumbre Social,
conglomerado de organizaciones sociales y sindicales muy plural y que le
ha dado una impronta ciudadana a la convocatoria, añadiendo los
conceptos de huelga de consumo, acción cívica e inclusión de amplios
sectores de la ciudadanía arrojados del mundo formal del trabajo por el
capitalismo financiero y ex fordista que sufrimos.
En tercer lugar
la dimensión inclusiva del movimiento estudiantil, obrero y de personas
paradas y pensionistas en la lucha. Señalaría en cuarto lugar que estos
diversos factores sin embargo están creando un caldo de cultivo que al
contrario de lo que pudiera parecer, está fomentado el espíritu de
clase, la lucha de clases.
La clase de abajo, la clase no
poseedora de capital financiero. La clase obrera de metalúrgicos,
ferroviarios o dependientes contrabajo, pero hijos parados, estudiantes
sin futuro o precarias y precarios, sin un contrato fijo como sus
mayores, pero hermanadas y hermanados por la lucha. Los abuelos que
conquistaron y consiguieron con sacrificios y cárcel el estado del
bienestar y sus nietos que ya no lo disfrutan.
Los autónomos y
profesionales, proletarizados en realidad por franquicias, grandes
empresas y cadenas alimenticias o comercializadoras transnacionales.
Todas y todos hermanados por la guerra de clases que los ricos nos han
declarado. El genocidio social que los bancos, poderosos, gobiernos
conservadores y sistémicos, así como las grandes multinacionales nos han
declarado, con crueldad, rapiña y violencia.
En este sentido hay
que analizar la irrupción de los movimientos de indignados o el 15M,
como nuevos e importantísimos actores en lucha. Es precisamente el
precariado originado entre las personas de las llamadas clases medias
empobrecidas y entre los hijos de clases trabajadoras que creyeron ser
clases medias.
Este precariado, culto, preparado y con infancias
felices aterriza ahora en un mundo cruel y “dikensiano” sin esperanzas y
con unos políticos profesionales acomodados, que les ignoran, no
entienden su lenguaje y les excluyen o tratan de engañarles, lo cual
inexorablemente conduce a una nueva rebeldía urbana, de gentes más
inteligentes que los integrantes de la carrera política, cooptados por
las oligarquías políticas en base a su nivel de sumisión, que no de
preparación. Lo importante para la resistencia social, sindical y
política alternativa es encontrar el cemento, que facilita el encuentro
entre el sindicalismo, el movimiento social y lo alternativo. El enemigo
es común.
Una nueva visión del conflicto, está trasladándose a
las calles de Europa, esta vez y en especial del Sur de Europa. El Sur
ha sabido responder y hoy Grecia, Portugal, Italia y el Reino de España,
están dando la talla. La lucha del los pueblos del sur, está molestando
profundamente a los dirigentes económicos y políticos conservadores,
creando una gran confusión en la filas de lo que antaño fue la
socialdemocracia y hoy es tan solo una facción política en crisis a la
búsqueda de un capitalismo con rostro humano. Ese es el quid de la
cuestión, el capitalismo está en crisis y la crisis capitalista se
quiere superar a espaldas de los de abajo. Para conseguirlo hay que
eliminar todas las conquistas y derechos.
Lo cierto es que este 14N ha hecho ver cuestiones que hay que analizar y entiendo poner en el centro del debate, en mi opinión:
-Es
necesario buscar un actor político que pueda mediante un proceso
convergente transformar la movilización social en un sujeto político,
insisto, que nos haga transformar toda la marea humana que ya ha llenado
avenidas y plazas y parado centros de trabajo, en una transformación
seria y real que restablezca derechos y libertades perdidos y posibilite
el alcanzar una sociedad más justa y el reparto.
- Creo que la
Cumbre Social y el 15M pueden y deben lograr puntos de encuentro y
acción comunes. No estamos ya para tonterías. Los procesos ya se
acompasarán o no, igual da. Lo importante ahora es encontrar una unidad
de acción, que el traspasar la lucha social de resistente a ofensiva,
implica y exige.
-La Cumbre Social debe politizar claramente sus
exigencias. De hecho una huelga general siempre es política. La
necesidad de acabar con la reforma laboral y los recortes, exige una
nueva política y ninguno de los que nos han traído hasta esta situación
es útil. La reforma exprés de la Constitución del 78, además de
inutilizarla la parcializa a favor de bancos y poderosos e impide el
estado social.
El problema es que no tenemos la fuerza política
convergente capaz de alcanzar esas reivindicaciones y con voluntad de
gobernar. Gobernar para cambiar, no para pactar con los poderosos o con
sectores del sistema. Voluntad de ser mayoría social, no parte de la
sociedad. Mientras tanto tenemos la Cumbre Social, si, pero nos hace
falta más.
- La experiencia de lucha europea y de los pueblos del
Sur de Europa, nos obligará a fortalecer e intégranos en la Alter Summit
o Conferencia Alternativa europea. Es imprescindible. La CES siendo muy
importante no es ya el único instrumento que puede impulsar la lucha de
las clases populares europeas.
La CES necesita de los movimientos
sociales y alternativos pues la lucha es global, por tanto solo una
coordinación de fuerzas sociales, sindicales y personas reconocidas,
horradas, austeras y sabias, a las que leemos, estudiamos y nos fiamos,
puede promover una coordinación, conjunción y propuesta de luchas.
El
sindicalismo, que es muy importante y en el que yo creo, atraviesa
algunas situaciones nacionales muy criticas y ha sido debilitado por el
capitalismo y la legislación. También por el ultraliberal y reaccionario
acerbo comunitario, es decir por la Unión Europea. Luego necesitamos
nuevas fuerzas e iniciativas. La Alter Summit, puede ser ese ente a
nivel europeo.
- En el estado español, no hay libertad sindical.
En el Reino de España se ha instaurado un régimen autoritario que
condiciona e impone a los habitantes de este estado, una legislación
restrictiva y que facilita a los grandes empresarios, bancos y a los
ricos y poseedores todos los derechos y además les protege con una
fuerzas policiales y de seguridad a su exclusivo servicio.
Este
régimen autoritario, posee unos medios de información a su servicio,
tanto privados como públicos, que falsean datos, la realidad y la visión
social y del mundo. Criminalizan todo acto de insumisión, protesta o
simple reivindicación democrática. Establecen una férrea censura sobre
la familia real, excrecencia medieval imprescindible para mantener su
dominio e imponer la falta de democracia que sufrimos. La democracia que
se sufre en el Reino de España, es de una calidad pésima y nos asemeja
más al Reino de Marruecos que al de Suecia o Noruega.
Tras estas
reflexiones, creo, que el 14 de Noviembre ha sido un éxito de las clases
trabajadoras. La falta de libertad sindical y de democracia ha arrojado
a millones de personas a las calles. Las alianzas sobre el terreno
conseguidas hay que mantenerlas y conquistarlas como permanentes.
Me
permito solo terminar con un ejemplo de lo que podemos hacer: Fathi
Chamky portavoz de Attac-CDTM de Túnez, compañero y amigo, altermundista
y marxista revolucionario, anticapitalista y revolucionario,
encarcelado en la dictadura, en Florencia me contó lo que ahora las
izquierdas plurales están haciendo en Túnez. Hicieron la revolución y
acabaron con la dictadura de Ben Alí.
Tras acabar con el régimen
mafioso de Ben Alí, ganaron las elecciones los islamistas y estos siguen
practicando las mismas políticas neoliberales que la dictadura
pro-occidental, por lo que ahora han constituido un Frente Popular, al
objeto de en la lucha ganar la confianza del pueblo y juntos los
Sindicatos, la UGTT, asociaciones, Attac entre ellas, derechos humanos,
feministas y partidos políticos de izquierdas, marxistas para los
tunecinos, así como revolucionarios, es decir los que no apoyaron la
dictadura.
Todos agrupados en el Frente Popular, repito, poder
cambiar el panorama político y aplicar medidas antineoliberales y de
justicia. Ojala aquí fuéramos capaces. Yo al menos, pero se que muchas
personas más si nos atrevemos a hacer esta propuesta. La cuestión es
sencilla, todas y todos los antineoliberales unidos frente a este estado
de cosas. En Europa hace falta un gobierno de izquierdas (ha dicho de
izquierdas) que rompa la dinámica liberal-autoritaria que sufrimos.
¿Seremos capaces?
Carlos Martinez, Politólogo
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